Después de que llegaron los primeros palos (2 sueltos y 3 ó 4 ataditos) me fui. Lo que siguió fue relatado por Rúben pero no hay registro fotográfico, una lástima.
Los palos atados en grupos (los dos que habían llegado sueltos se les habían escapado) se trababan bastante seguido y manejarlos con la canoa no era de lo más sencillo. No se bien cual fue el proceso pero finalmente comprendieron que tirar de a uno era mejor, los que estaban atados tienen más calado y por eso se traban más. Tiraron un montón, se trabaron y se empezó a hacer de noche, entonces fue otro de los muchachos y logró destrabarlos y encaminarlos. Cuando todo parecía estar resuelto el río empezó a crecer (los palos se van para el otro lado). El sábado cuando los fui a buscar el río empezó a bajar y habían empezado a llegar los primeros troncos. Veremos el martes como siguió la historia.
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